Escribe: Carlos Rozanski (*)
Ilustra: Maite Larumbe
Uno de los desafíos más grandes del siniestro mundo del abuso en la infancia es la escucha respetuosa de las víctimas. No hacerlo no sólo implica violar las normas vigentes, sino que ubica a los magistrados que se tapan los oídos ante el dolor de las criaturas, entre los sectores más deleznables de nuestra sociedad.
Durante siglos la simple frase los “niños mienten” fue suficiente para frenar cualquier intento de investigar posibles abusos. La evolución de las ciencias especializadas, fundamentalmente la psicología, permitió arribar a la conclusión contraria a la que tantos años facilitó la impunidad.

Se comprobó que, hasta determinada edad, los niños no pueden fabular sobre situaciones sexuales no vividas.
Y cuando llegan a una edad en que les es posible esa clase de fantasías, sus relatos no se sostienen de manera alguna. A su vez, la psicología, junto a la sociología y el trabajo social, concluyeron en que lograr un espacio de escucha adecuado es esencial para conocer los hechos, respetando ese sagrado derecho de las niñas y niños, pero además y principalmente, para el comienzo de su recuperación. Por su parte, el Derecho receptó esos avances y los tradujo en normas. Desde la legislación más elevada -La Convención Sobre derechos del Niño-, que integra la Constitución Nacional, hasta los códigos de procedimientos de todo el país, garantizan la escucha respetuosa. Sabido es que esos avances nunca son gratuitos ni sencillos. Se enfrentan de inmediato con quienes se perjudican con ellos, desde los propios abusadores hasta quienes lucran con esos crímenes en las distintas etapas de los procesos.
Desde ese universo reaccionario, de resistencia al cambio, al tomar conciencia de que ya no basta con decir que los niños mienten, se elaboraron estrategias tan complejas como dañinas.
Todas ellas, destinadas a descalificar al grupo que pueda contener a las víctimas, sean madres protectoras, docentes, vecinas y/o funcionarios sensibles. Todo aquel que intente proteger y garantizar los derechos de las niñas, niños y adolescentes víctimas, será atacado. Su descalificación despiadada es el objetivo principal de las defensas destructivas.
* Ex Juez de Cámara Federal
** Leé la nota completa en el #Numero32 de Revista Hamartia que sale en marzo
*** https://www.lanacion.com.ar/2216199-ninas-madres-con-mayusculas