¿Logró Martínez de Hoz sus objetivos?

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Lunes 17 de febrero del 2020

Escribe: Ian Marfort

¿Logró José Alfredo Martínez de Hoz, el ministro de Economía de la dictadura de 1976, llevar a cabo su plan? Para ahondar en la cuestion, y comprender sus objetivos personales como los de los grupos de interés que representaba, desplegaremos tres cuestiones fundamentales: a) identificar estos grupos cercanos al ministro de facto; b) escribir las principales medidas que implementó durante su gestión; y c) analizar sus consecuencias.

José Alfredo Martínez de Hoz
José Alfredo Martínez de Hoz.

Inicio: marzo de 1976

Para marzo de 1976, el país pasaba una de las peores crisis vividas hasta el momento. A partir de junio de 1975, con el “Rodrigazo”, que trajo una devaluación del 160%, entre otras medidas de semejante gravedad, la situación económica y política avanzaba en una espiral descendente.

Llegamos así a la tercera semana de marzo, momento en el que “la economía argentina había alcanzado el punto de no retorno en lo que se refiere al sector externo. Las reservas disponibles del país estaban prácticamente agotadas; restaban solo 23 millones de dólares de libre disponibilidad para atender las necesidades inmediatas de cancelación de deudas en el exterior” (1).

Es en este contexto que el 24 de marzo de 1976 se produce el golpe de estado Cívico-Militar al gobierno de María Estela Martínez de Perón, que una porción de la sociedad recibió con alivio y esperanzas, sin importarle mucho sus consecuencias.

El 29 de marzo, Martínez de Hoz es designado como Ministro de Economía de la Nación por la Junta Militar. Su nombramiento se decide primeramente por sus relaciones internacionales, tan buenas que, a los pocos días del inicio de su gestión, el FMI aprueba con sorpresiva rapidez un crédito por 110 millones de dólares. Un segundo factor es su posición dentro del establishment local, y en tercer lugar, atrae su programa económico.

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Martínez de Hoz con Videla, dos personajes nefastos en la historia argentina.

Su pasado

Martínez de Hoz, nacido el 13 de agosto de 1925, pertenece a una de las viejas familias conservadoras del país. Entre sus antepasados se puede encontrar a Narciso Martínez de Hoz, quien “fue rivadaviano y pasó de comerciante a ganadero, con grandes extensiones en lo que hoy es Lincoln”(2). Su propio abuelo, José Toribio, era propietario de enormes extensiones de tierras en Cañuelas, Castelli, Lobería y Chapadmalal. En su propia residencia además participó como miembro de la fundación de la Sociedad Rural Argentina el 10 de julio de 1866. En definitiva, puede decirse que su “familia trenza lazos de parentesco con la crema de la oligarquía”(3), comenzando por la propia esposa del ministro de facto, Elvira Bullrich Lezica Alvear.

En su pasado laboral encontramos que hacia 1970, Martínez de Hoz se vincula con los Rockefeller, desempeñándose como miembro del Comité Internacional del Consejo de Administración del Chase Manhattan Bank(4). Lo confirma el mismísimo David Rockefeller, que en su visita a Argentina en 1980 declara que “el Ministro de Economía, Señor José Martínez de Hoz, es un amigo personal mío que hace diez años era miembro de nuestro comité internacional del consejo”(5). En esa misma oportunidad, elogia además la política económica implementada por el ministro, calificándola de “muy necesaria y (…) exitosa”(6).

En referencia a sus grupos afines encontramos que su equipo económico contiene hombres ligados a la banca mundial, organismos financieros internacionales y partícipes de la implementación de las políticas instrumentadas por Adalbert Krieger Vasena; ministro de economía de facto durante la dictadura de Juan carlos Onganía (1966-1969). Un exponente de lo anterior fue su mano derecha, Guillermo Walter Klein (hijo), Subsecretario de Obras Públicas bajo el mandato de Onganía, consultor privado en Boston y director del Banco Shaw. En la nómina pueden contarse también a Alberto Fragío y Alejandro Estrada, ambos funcionarios de Krieger, junto con Juan Ernesto Alemann. Este último merece una mención aparte debido a su nombramiento como Secretario de Comercio Exterior y Negociaciones Económicas Internacionales, hombre para quien “la banca mundial carecía de secretos”(7), según caracterizaba el historiador Norberto Galasso.

David Rockefeller y Martínez de Hoz
David Rockefeller con Martínez de Hoz, durante su visita a la Argentina en la última dictadura.

Dos personas más no pueden pasarse por alto: Adolfo C. Diz, quien estuvo fuera de Argentina durante 14 años y fue director del FMI y el propio Krieger Vasena, también funcionario de dicho organismo. El primero, fue designado presidente del Banco Central; el segundo, facilitó todas las negociaciones “ofreciendo todo su respaldo y buena voluntad a los constantes trámites de Martínez de Hoz”(8).

Esta enumeración basta para captar los grupos que el ministro de facto en cuestión representaba, las influencias que tenían y las intenciones e intereses que motivaron su programa económico. Dicho esto, pasemos a analizar el plan económico y las principales acciones llevadas a cabo durante la gestión de Martínez de Hoz.

Las medidas

En el primer año de su gestión, Martínez de Hoz llevó a cabo una serie de medidas cuyo principal objetivo, según él declaraba, fue frenar la inflación. Para ello, congeló los salarios, ya que según sostenía, esta se encontraba motorizada por su aumento. Asimismo, señalaba que el “bajo costo argentino” era necesario para “crecer hacia afuera”. Paralelamente, se eliminaron los controles de precios, y los productos de primera necesidad aumentaron su valor. A esto se sumó un aumento de las tarifas de los servicios, luz, gas y transporte, con la justificación de su adecuación respecto a los precios del mercado internacional. Por último, se deroga la ley de granos vigente desde 1973 y se libera la disponibilidad de divisas para las exportaciones, fomentándolas, pero encareciendo los alimentos a nivel local.

A principios de 1977 el plan parecía exitoso: “la situación económica había mejorado notablemente en todos los aspectos excepto en lo que hacía a la retribución a los asalariados”(9). La inflación había bajado, aunque permanecía en un molesto 8% mensual, la recesión se estaba superando y la última cosecha de trigo arrojaba esperanzas sobre las posibilidades de que el agro pampeano resuelva los problemas del sector externo; también “se notaba cierta recuperación del sector industrial”(10).

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Son varios quienes destacaron las similitudes entre las medidas que adoptó Martínez de Hoz y las que implementó Mauricio Macri.

En mayo de 1977 se anunció el cambio estructural más importante que el equipo económico realizó durante su gestión: la nueva legislación financiera. En esencia, esta ley autorizaba un mercado libre del dinero, tasas de interés definidas por la oferta y la demanda, y amplias facilidades para la creación de nuevas entidades que incrementarían la competencia en el sector. Ahora bien, es necesario aclarar la importancia que el equipo asignaba a esta reforma, ya que “emprender la transformación del mercado financiero en medio de la acelerada inflación que todavía atravesaba el país (…) implicaba relegar la lucha antiinflacionaria a un segundo plano, generar nuevas e intensas transferencias de ingresos entre sectores y aceptar el inicio de un nuevo ciclo recesivo”(11).

Entonces, desde el tercer trimestre de 1977, la reactivación de la inflación fue notoria, los costos del dinero comercial empezaron a gravitar pesadamente sobre el sector productivo. Además, estos costos tuvieron un efecto recesivo prácticamente instantáneo, “los tomadores de créditos se encontraron frente a costos crecientes y reaccionaron mediante la liquidación de stocks, que impulsó la caída de la actividad industrial”(12).

Falta ahora un punto esencial: el manejo del tipo de cambio de moneda. Ya desde el segundo semestre de 1977, el tipo de cambio se mantuvo atrasado por 10 o 15 puntos respecto de la inflación. Pero en mayo de 1978, “la devaluación del peso resultó 30% menor a la evolución de los precios internos en el año”(13). Esto provocó el enojo de los productores, un deterioro de los ingresos del campo y una ruptura dentro del equipo, con renuncias incluídas.

Jorge Schvarzer
Jorge Schvarzer, ingeniero y economista Argentino. Uno de los que más se dedicó al estudio de entender qué hizo Martínez de Hoz a la estructura económica del país.

En diciembre de ese mismo año se lanzó un plan de “pautas” del tipo de cambio, con vigencia en 1979 y popularmente conocido como “la tablita”. Esta consistía en un cronograma de devaluación gradual con ritmo descendiente. Junto a este plan, se anunció ese mismo mes un programa de reducción paulatina de protección arancelaria, con duración de cinco años. De este modo, gran parte de la producción local seguía protegida, siempre y cuando el tipo de cambio no se atrasara demasiado, postergando el impacto de los productos internacionales sobre el precio de los internos. Fue por esto último que en los primeros meses de 1979 se modificó el programa.

El elemento más importante con el que se hizo esto fue la resolución 6/79, “que autorizó a adelantar las rebajas arancelarias en aquellos rubros donde los precios no siguieran las pautas esperadas por las autoridades”(14). Este tuvo una aplicación extensiva, y junto a otros recursos, dejó a los empresarios inmóviles frente a la sombra de las importaciones.

El 1 de octubre se anunciaron las pautas para 1980, que establecían que el tipo de cambio respecto al dólar se aumentaría un 2,8% en enero y que en los “meses siguientes”  sería “inferior en dos décimas de un punto porcentual”; en otras palabras, en 14 meses no habría más devaluación, e hipotéticamente, no habría más inflación

Traslademos ahora el acento a la pauta cambiaria. La primera tabla tenía una vigencia de ocho meses, enero a agosto de 1979, pero para Martínez de Hoz, ese plazo no bastaba para impulsar la entrada masiva de divisas del exterior. Por esto, en abril de 1979, decidió la extensión de esta hasta diciembre del mismo año. A partir de ese momento se acentuó la entrada de capitales, las reservas alcanzaron un nivel superior a los 10.000 millones de dólares. Esta política generó, con el aumento de las reservas, un ritmo de emisión que apoyó e impulsó el ritmo inflacionario, según la visión ortodoxa de los economistas.

El 1 de octubre se anunciaron las pautas para 1980, que establecían que el tipo de cambio respecto al dólar se aumentaría un 2,8% en enero y que en los “meses siguientes” sería “inferior en dos décimas de un punto porcentual”. En otras palabras, en 14 meses, no habría más devaluación e hipotéticamente, no habría más inflación. Da la casualidad que al finalizar ese plazo, también terminó la presidencia de facto de Rafael Videla, junto con la gestión de Martínez de Hoz.

La deuda externa del sector privado pasó de 4139 millones de dólares a fines de 1979 a 9074 millones el año siguiente. La reserva de divisas apenas pasaba ese monto, pero esta era muy baja en comparación al sistema financiero interno. En total, el monto de los depósitos privados de particulares, puestos a interés en el sistema, llegaba a los 35 billones de pesos en diciembre de 1979; con el tipo de cambio instaurado, equivalía a 20588 millones de dólares, el doble de las reservas

El retraso cambiario, a esta altura, se estaba convirtiendo en un serio problema. Para fines de 1979, un comentarista de La Nación señaló que las consecuencias de este alcanzaron la agricultura pampeana, y eso representaba “un serio motivo de reflexión” (La Nación, 23-12-79). Los inversores, por su parte, aprovechaban ese tipo de cambio y “aumentaban la prima de riesgo demanda provocando el alza de las tasas de interés”(15). Además, esta elevaba las expectativas inflacionarias y empeoraba la situación de los sectores endeudados.

La situación era muy inestable. La deuda externa del sector privado pasó de 4139 millones de dólares a fines de 1979 a 9074 millones el año siguiente. La reserva de divisas apenas pasaba ese monto, pero esta era muy baja en comparación al sistema financiero interno. En total, el monto de los depósitos privados de particulares, puestos a interés en el sistema, llegaba a los 35 miles de millones de pesos en diciembre de 1979. Con el tipo de cambio instaurado, equivalía a 20588 millones de dólares, el doble de las reservas, y es ahí donde residía el principal problema. Estos fondos estaban colocados en el muy corto plazo, y en cualquier momento podían trasladarse a la compra de divisas. El país no podía aguantar una “corrida” de esa magnitud.

El 10 de julio de 1980 el ministro anunció una serie de medidas, entre las cuales solo vamos a destacar la eliminación del plazo mínimo de un año para tomar créditos del exterior. Entonces, los particulares podían renovar sus créditos por el plazo que deseaban. Se eliminó la única medida de control sobre los movimientos de divisas.

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El famoso banquero David Rockefeller y Martínez de Hoz.

Ahondemos más. Para ese entonces se estaba dando un contexto de incertidumbre respecto a la continuidad del equipo económico, por el cercano cambio de autoridades militares, y esto no hacía mucho para consolidar la confianza en la pauta cambiaria, que se mantenía en términos pocos claros. “La pauta decidida por el Banco Central no tenía fecha de vencimiento; su evolución partía de presunciones (…) de que en marzo de 1981 la devaluación mensual llegaba a cero pero nada más”(16). En septiembre de 1980, la circular del BCRA comunicó que la devaluación para octubre sería del 1%, y que permanecerá en el mismo ritmo para noviembre y “los meses subsiguientes”.

Estas medidas, la reducción del plazo de vigencia y el cambio de la pauta cambiaria eran las dos herramientas con las que Martínez de Hoz podía influir en la prima de riesgo para los capitales del exterior.

Esta nueva pauta duró tres meses. El 3 de febrero de 1981, se anunció una devaluación del 10%, y una pauta de 3% de devaluación mensual constante. Esto fue una luz roja para el mercado, la corrida hacia el mercado de divisas fue incontenible desde ese momento hasta el cambio del mandatario. El equipo económico elegido por el general Viola solo podía atestiguar la deserción al mercado financiero por parte de los ahorristas, la compra masiva de divisas y la desaparición de las reservas.

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Martínez de Hoz en su último período de vida.

Cuando las nuevas autoridades asumieron, “el nuevo equipo económico se vio obligado a decretar un feriado cambiario para decidir la devaluación. No tenía más alternativas.”(17).

Conclusión, un éxito político

En resumen, la gestión de Martínez de Hoz se puede definir como un éxito político. Su gestión se mantuvo por 5 años, siendo la más larga de esa época, período en el cual modificó el funcionamiento de la economía y la sociedad toda, logró desplazar el poder de decisión a nuevos sectores, que entendieron que se podían beneficiar de las crisis, sin que sean tan graves como la del ‘75/76.

Por otro lado, como afirma el economista Martín Burgos, “está más allá de Martínez de Hoz si los grandes grupos económicos lograron o no lograron con ese gobierno y con esa política económica los objetivos que ellos se proponían, que principalmente era romper con esa dinámica de peronismo-antiperonismo; y que se termina saldando ahí en el ’76 (…) y claramente después del ’76 todos los gobiernos fueron condicionados”(18); y esto no puede ser más acertado. Al modificar la sociedad argentina se terminó con la puja corporativa que se venía dando hasta el golpe y se trasladó el poder de decisión final hacia nuevos sectores, que desde ese momento controlarán el país.

Referencias

1. Schvarzer Jorge; La política económica de Martínez de Hoz, pág. 44.

2 y 3. Norberto Galasso; De la banca Baring al FMI   cap. VIII, pág. 212.

4, 5 y 6. Clarín, 2/11/1980.

7. Norberto Galasso; De la banca Baring al FMI   cap. VIII, pág. 214.

8. Ídem, pág. 215

9 y 10. Schvarzer Jorge; La política económica de Martínez de Hoz, pág. 60

11. Ídem, pág. 65.

12. Schvarzer Jorge; La política económica de Martínez de Hoz, pág. 72

13. Ídem, pág. 76

14. Ídem, pág. 88

15. Schvarzer Jorge; La política económica de Martínez de Hoz, pág. 97

16. Ídem, pág. 106

17. Schvarzer Jorge; La política económica de Martínez de Hoz, pág. 109

18. Entrevista a Martín Burgos, hecha por Ian Marfort 8/11/2017