Sábado 7 de agosto del 2021
Escribe: Francisco Figueroa
Andrés Burgo es periodista, escritor y forma parte de “Era por abajo”, programa radial deportivo que se emite todos los viernes a las 20hs por La Once Diez. En 2016 publicó “El partido”, una crónica coral que se adentra en los pormenores del histórico triunfo a los ingleses en el mundial 86’.
Burgo reconstruye, a través de los recuerdos de los protagonistas de aquella gesta y también de personajes tan desconocidos como vitales, aquel día de gloria.

¿Cómo nace la idea de hacer un libro del Argentina- Inglaterra del ´86?, ¿por qué sobre ese partido y en forma de crónica?
Fueron un montón de cosas, como esas cosas que van surgiendo de a poco. En el mundial 2006 estaba en Alemania, y yo compraba el diario español El País bastante seguido, y como se cumplían 20 años del partido Argentina – Inglaterra, Diego Torres, un periodista argentino que trabaja allí, había publicado una nota en una especie de formato de crónica oral del segundo gol de Maradona en el que eran cuatro jugadores ingleses y tres argentinos hablando de ese gol. Nos pasamos el diario entre varios en un bondi en Alemania y (el periodista) Elio Rossi empezó a llorar de la emoción.
Me quedó eso, y después cada vez que surgía una pequeña cosita de ese partido me llamaba la atención. Escribí un par de notas en El Gráfico, una sobre la camiseta y vi que pegó, y empecé a darme cuenta que había cositas alrededor de ese partido, pero eran cosas sueltas… soy periodista gráfico básicamente, ya había escrito un libro sobre el descenso de River y me había gustado escribirlo y le había ido bien… me gusta escribir de las cosas mías, yo hablo mucho de River, de Maradona… en el ´86 yo tenía once años, entonces era un poco como volver a “mi mundial”.
En ese momento estaba muy influenciado por un libro que estaba leyendo: “Anatomía de un instante”, de Javier Cercas, que es sobre un golpe de estado en España y justamente lo que hace Cercas es poner el foco en algo muy específico y a partir de ahí contar otras cosas, yendo y viniendo todo el tiempo, pero poniendo el foco ahí. Todo eso fue confluyendo para que en un momento diga: “no tengo que escribir del mundial, no tengo que escribir de Argentina-Bulgaria ni de Argentina-Bélgica, tengo que escribir sobre Argentina-Inglaterra”, porque empecé a darme cuenta que estaba todo ahí y nadie lo había hecho.
¿Cuál fue la clave para no perderte entre tanta información que hay sobre ese partido?
Para mí era clave mantener el foco: yo estaba contando Argentina-Inglaterra. La editora de ese libro es Leila Guerriero, y yo había escuchado una vez una frase de ella que decía que en un libro “lo que uno pone en el papel tiene que ser como un iceberg”, el 20% de todo lo que uno tiene. Hubo un momento en que me obsesioné buscando información, después a un montón de historias no llegué, pero siempre tuve claro que no me tenía que ir de Argentina-Inglaterra. En algún momento me voy, pero vuelvo siempre: puedo contar cómo fue el Argentina-Inglaterra del ´66, la historia de las camisetas o la clasificación para ese mundial, pero vuelvo. Lo mismo con Bilardo-Menotti, con la guerra de las Malvinas… un libro tiene algunos pequeños secretos, uno es el foco, qué estás contando; otro es la estructura, después el tono y, obviamente, la información.
“Los ingleses supieron perder ese partido”
“El aporte del libro es darle voz a los que no la tienen”, comentaste en una entrevista anterior. ¿Cuál de esas voces fue la que más te sorprendió?
Me gusta reivindicar o darles voz a los personajes ocultos o poco llamados por la prensa. A Maradona no llegué, y solo con los personajes secundarios tampoco hubiera podido hacer el libro…hablé con muchos jugadores y agradezco que me hayan dado bola, pero al mismo tiempo son personas que ya hablaron muchas veces. Tardé como un año en encontrar al utilero, Tito Benrós, fui como tres veces a La Plata y no lo encontraba, vivía en camino de tierra, una locura. ¿Podría haber hecho el libro sin él? Sí, seguramente. Después el murió al poco tiempo, pero me imagino que para él fue como una suerte de reconocimiento.
También el haber visibilizado a los deportistas soldados: después TyC Sports hizo un documental re lindo de la clase ´62, Cristian Rémoli hizo otro en Depor TV… creo que a partir de ahí estos personajes que estaban medios ocultos por suerte se fueron visibilizando. Para el libro no lo conseguí, pero sí después para una nota que escribí en otro lado, quería hablar con algún malvinense, algún kelper que estuviese en Malvinas en ese momento escuchando el partido… ese tipo de personajes me copan.
¿Y de las “historias mínimas”, hubo alguna que te llamó la atención en particular?
Me fui enterando de un montón de pequeñas cosas, como que el Ministro de Deportes del Reino Unido entró al vestuario antes del partido y habló con ellos, o como hubo un intento político de que este partido no se jugara… no hablé con todos los ingleses que quería, pero hablé con algunos futbolistas y yo tenía otra imagen: acá se suele escribir sobre “los ingleses que Maradona humilló”. Y la verdad es que vos hablás con los flacos y no se sienten humillados, se siente agradecidos de haber jugado ese partido. Shilton y Butcher no, pero el resto están encantados de la vida de haber jugado ese partido.
Los ingleses supieron perder, y toleraron la injusticia, porque la verdad que los cagaron. El juez de línea la ve pero no quiere levantar, porque dice “es un problema del árbitro ¿qué me voy a meter yo?”, el árbitro no la ve… hay como un limbo que termino favoreciendo a Argentina.
“Cuando Diego hizo el gol con la mano, sentí que recuperaba la patria”
“Cuando Diego hizo el gol con la mano contra los ingleses, sentí que recuperaba la patria. Y cuando hizo el segundo, ya no pude parar de abrazar a mis viejos y mis hermanos. Sentía oxígeno. Al fin respiraba aire puro. Terminó el partido y estuve dos horas sin parar de llorar. De alegría, de cosas encontradas, de acordarme de mis amigos que no estaban más. Maradona fue un argentino que entendió la guerra que habíamos pasado. Por eso, para mí, es Dios. Después del partido sentí que estaba y que no estaba en la realidad. Que había vuelto a las Malvinas, a 1982, que recuperaba la patria. Con el llanto me sacaba la culpa. El partido fue mi descarga. Me puso en eje. Me tranquilizó. Sentí paz, ganas de abrazar. A los jugadores les debo mucho. Me sacaron un peso de encima”, cuenta Héctor Rebasti en “El partido”.
Rebasti había hecho inferiores en San Lorenzo y, antes de que una guerra partiera su destino en dos, daba sus primeros pasos como arquero en el plantel profesional de Huracán. “Rebasti fue uno de los doce jóvenes que —desde las inferiores de clubes de Primera División o en las categorías del ascenso— fueron arrancados al fútbol para combatir”, explica Burgo en otro de los grandes pasajes del libro: el del merecido homenaje a la clase ’62.
Hay un capítulo dedicado a Malvinas: ¿qué relación hacés entre la guerra de Malvinas y ese partido?
Es que es tan contradictorio… por un lado no tiene nada que ver, decís “¿qué tiene que ver una guerra? Nada”. Pensás en todos los pibes que fueron allá y en esa coctelera mental que es estar 70 días cagándote de frio, con las bombas que te explotan, cagándote de hambre, que te maltratan tus propios militares, ver como se mueren tus amigos, que te exploten las bombas al lado, tener que agarrar un fusil, no tener ropa, dormir en pozos de agua… lo decís y te volvés loco. Por otro lado, el fútbol tiene mucho simbólico, y el triunfo posible de Argentina contra Inglaterra fue el del fútbol, con lo cual es una analogía posible, disparatada pero al mismo tiempo posible.
Más allá de lo que yo piense, me interesaba saber lo que pensaban los combatientes, y la mitad te dice que no, que le chupó un huevo y lo festejaron como un partido más, y la otra mitad te dice que sí, que era un partido recontra especial, que fue oxígeno para ellos. A Rebasti lo quise ir a ver, pero otro ex combatiente me pasó su teléfono y me dijo que lo llame. Entonces llamé a Rebasti, le dije “soy periodista, estoy escribiendo de tal cosa” y me dijo: “hablemos, pero no quiero que nos veamos porque me pongo a llorar”. Y de hecho se puso a llorar mientras hablábamos por teléfono. Un crack. Y para el ese partido fue clave, él dice como que recuperó el oxígeno.
“Maradona inventó ese partido dos veces”
Alguna vez dijiste que “Maradona inventó ese partido dos veces”, ¿a qué se referían esas palabras?
Es una apreciación personal. Lo inventó dos veces porque ese partido desapareció del radar los diez años siguientes. El futbol era otra cosa en ese momento, era algo de los domingos, no era algo de lunes a lunes: no había canales deportivos, no había diarios deportivos, no había redes sociales.
Maradona en los diez años siguientes no habla de este partido, o habla como un partido más. Y empieza a crearle una mística cuando él ya se queda sin la posibilidad de hacer épica con los pies, lo que le pasa a cualquier deportista de hacer el duelo del retiro pero especialmente para Maradona… para mí él lo reinventa y empieza a decir lo que nunca había dicho: “y pensamos en las Malvinas, y fue una revancha, y fue por todos los pibes que habían muerto”, cuando la verdad es que nunca había dicho eso. Le empezó a agregar el picante, me imagino que a veces exagerado, a veces cierto, y a veces no tan cierto. Después quedó como que la arenga previa al partido era “vamos que estos hijos de puta nos mataron un montón de pibes”, y la verdad es que hablás con todos los jugadores y te dicen “no, eso no pasó”.
Yo lo que veo es que ese partido se sigue agigantando cada vez más. También la figura de Maradona… pero me parece que ahora queda más claramente que ese partido fue más que la final, y cuando empecé a hacer el libro no sé si estaba tan claro. No sé porque motivo pero ese partido es cada vez más importante. Maradona en el libro que sacó con Arcucci hace poco (“México 86’: mi mundial, mi verdad”) cuenta algo que yo no sabía, que es que se había ido a dormir con brillantina en las manos porque la noche previa él también había ayudado a pegar los números de las camisetas, increíble…
¿Qué significó ese partido para el fútbol argentino?
Es la invención de Maradona, la santificación. Porque ese partido más allá de Argentina, es Maradona. Pero también es un montón de cosas: porque está Víctor Hugo y su relato. El relato de Víctor Hugo, los 90 minutos, es espectacular… la velocidad que tenía para ver el partido, cómo lo relata, es una obra de arte.
Pasaron como un montón de cosas ese día: lo de los barras, los hooligans, aparte contra Inglaterra, los inventores del fútbol, el país que trae el fútbol a Argentina… me parece que había como un montón de historias que estaban orbitando alrededor de ese partido para que algo pase… y pasó en 5 minutos, porque entre el primer gol y el segundo pasaron 5 minutos.