Martes 8 de marzo del 2022
Escribe: Agustín Ortiz
Desde los días previos a la reanudación del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, comenzó a observarse la proliferación en serie de artículos y voces en medios de comunicación que han logrado unificar un discurso en favor de Ucrania. A ello se le sumaron sanciones a deportistas y hasta cancelaciones insólitas a platos y helados con nombres rusos.
Durante la semana pasada, el Diario Perfil en un artículo firmado por Darío Silva D’Andrea tituló <<Zelenski, el humorista y Putin, el espía>> para luego describir en el copete al presidente ucraniano como un “humorista sin experiencia política” en contraposición al “nostálgico de la URSS que encarna con autoridad la ambición de una gran Rusia renovada en potencia”. Presentado de esta manera no resulta necesaria ni una aclaración acerca de la clara toma de posición de uno de los principales diarios argentinos, los cuales en todas sus vertientes mantienen la postura mencionada. Y además esta catalogación del <<bien contra el mal>> digno de las películas de Hollywood es parte de la industria cultural norteamericana consumida en todo el mundo en donde siempre los malos son rusos o árabes.

Resulta oportuno, entonces, repasar la trayectoria política de Ucrania en los últimos años, ya que Volodimir Zelenski se desprende de ella como un hijo pródigo. Para el año 2012, el presidente ucraniano era Viktor Yanukovich, perteneciente al Partido de las Regiones, un gobierno <<prorruso>>, como se acostumbra decir ahora, aunque lo adecuado para mencionarlos es <<rusohablante>>.

Con dicho presidente, Ucrania entre 2010 y 2013 alcanzó un alza del PBI del 32%. Sin embargo, las presiones de la ONU para la liberación de opositores políticos acompañadas por largas jornadas de protesta callejera denominada como la Revolución del Maidán, en las que se sumaban demandas <<pro europeas>>, que terminaron por derrocar a Yanukovich. Luego, de la destitución de 2014 hubo un interinato y unas elecciones que culminaron por institucionalizar el golpe de Estado. Así comenzó la Ucrania alineada a Europa.

Petro Poroshenko (2014-2019)

El primer presidente elegido por la vía electoral tras la destitución de Yanukovich, llamada Revolución del Maidán, fue Petro Poroschenko, uno de los empresarios más ricos de Ucrania y que asumió bajo acusaciones de pertenecer al sistema corrupto de aquel país. Según críticas de Zelenski, Poroshenko frente a las cámaras se mostraba a favor de la integración ucraniana a la Unión Europea. Meses más tarde, un pragmático Poroshenko también se mostró a favor de negociar con Rusia y disolvió el Parlamento, convocando a nuevas elecciones. Sin embargo, la fuerte suba del PBI en las épocas de Yanukovich ya no eran tales y la economía ucraniana se encontraba en recesión. Ya se había desatado el conflicto del Donbass, con su consiguiente guerra con Rusia por Crimea y con el ejército, sumado a brigadas paramilitares nacionalistas, combatiendo en las Repúblicas populares de Donetsk y Lugansk. Durante la presidencia de Poroshenko miles de ucranianos miraron a otras regiones de Europa en busca de empleo ya que la industria local se desplomó, la moneda se devaluó un 200% y la inflación alcanzó el 60%, mientras se acusaba al presidente y a empresarios amigos de enriquecerse de manera inescrupulosa gracias a ciertas concesiones estatales.

Durante la presidencia de Poroshenko se llevó a cabo entre 2015 y 2016 la reforma de la Constitución de Kiev. Uno de los principales detractores de la misma fue Rusia, quien aseguraba que no cumplía con lo acordado entre ambos países en el alto al fuego del Protocolo de Minsk. Por su parte, quien también intervino en este proceso fueron los Estados Unidos. A través de Victoria Nuland, secretaria de Estado de Estados Unidos para Asuntos Europeos, durante la gestión Obama, dió vía libre a la Reforma asegurando que Ucrania cumplía con los requisitos estipulados en dicho acuerdo en Bielorrusia.
El periodo de adversidad durante la presidencia de Poroshenko continuó durante los años posteriores con un préstamo otorgado por el FMI en 2015 y ubicó a Ucrania como el segundo país más corrupto de Europa. A su vez, Poroshenko recortó derechos civiles y avaló la participación de las tropas neonazis en Donetsk y Lugansk. Para el año 2019, dicho presidente finalizó su mandato con el 77% de imagen negativa.
Volodimir Zelenski

Con la sucesión de presidentes por fuera del gusto del electorado, con Ucrania sumergida entre los países más pobres y corruptos de Europa, que sumado a las consecuencias de la guerra, se generó el caldo de cultivo ideal para la emergencia de personajes como Volodimir Zelenski. El actual presidente ucraniano jamás había ejercido un cargo político antes de comenzar su mandato, ya que era un hombre de los medios de comunicación. En realidad, Zelenski ya había ejercido como presidente de Ucrania pero en la serie de ficción <<Servidor del pueblo>>, producida por él mismo. Dicha serie televisiva se emitió entre los años 2015 y 2019 y dió origen a su partido político, el cual lleva el mismo nombre.
Su candidatura presidencial fue anunciada el 31 de diciembre de 2018, minutos antes del mensaje de fin de año del presidente Petro Poroshenko, claras muestras de que Zelenski estaba dispuesto a todo en la campaña. Durante los primeros meses de 2019, Zelenski se mostró como un hombre común, popular y comprometido en combatir al sistema corrupto ucraniano. Para demostrarlo, en un polémico spot de campaña se lo ve ingresando al Parlamento armado de dos ametralladoras y disparando contra aquellos que vendrían a formar parte de dicho sistema corrupto. Luego, con publicidades y otras particularidades de campaña, llevó la disputa por la presidencia a un terreno banal, frívolo en el que predominó más el show mediático que la política. El espectáculo fue tal, que el debate presidencial entre Zelenski y Poroshenko, entonces presidente en funciones, se desarrolló en el Estadio Olímpico de Kiev ante un aforo repleto, con ambas parcialidades en las tribunas y televisado bajo el formato de un show mediático. Tras dicho debate de mayo de 2019, Zelenski ganó las elecciones para presidente con el 73% de los votos ante un presidente que apenas alcanzó un 25%.

Ya en funciones como presidente, su primera acción fue suprimir el Parlamento y llamó a elecciones legislativas en las que su partido obtuvo más de la mitad de los escaños disponibles. A su vez, apoyó tanto durante su campaña como en la presidencia al ejército ucraniano que combatía en Crimea, como así también a grupos paramilitares abiertamente declarados como neonazis. Una prueba de ello fue el apoyo público que brindó al futbolista ucraniano Roman Zozulia que fue expulsado de algunos equipos españoles por su participación en dichos grupos paramilitares y que además fue escrachado en medio de un partido del Rayo Vallecano por la hinchada del conjunto de Vallecas.

La integración ucraniana a la Unión Europea y a la OTAN fue uno de sus caballitos de batalla en campaña. Por su parte, respecto del conflicto en Crimea, Zelenski desde los primeros días de haber asumido fue contactado en varias oportunidades por el premier ruso Vladimir Putin para que asistiera a las reuniones con Rusia, Estados Unidos, Alemania y otros países europeos para que se siente en la mesa de negociación por el Protocolo de Minsk.
Recapitulando, Ucrania es un país joven con un sistema político de una trayectoria compleja. Zelenski es el producto mejor acabado de las idas y vueltas de la política nacional, un outsider extrovertido que ha hecho del sistema político un show mediático. Si eso lo pudo lograr con el sistema político, también lo logró con la guerra, un conflicto bélico que lleva ocho años y que no enfrenta a buenos contra malos, ni nada por el estilo, enfrenta fuertes intereses económicos, territoriales y socioculturales. Hoy en día, la opinión pública occidental conducida por casi la totalidad de los medios de comunicación convirtió un conflicto entre dos países en un discurso unificado que sostiene que existe un ataque unilateral ruso. Nada más alejado de la realidad. Por supuesto, la película de los buenos contra los malos también encubre sus intereses en la región.